Pantano del Bembézar: un paraíso natural de extremada belleza
Alojarte en la casa rural La Sierrezuela te dará un acceso privilegiado al pantano del río Bembézar, un caudal de agua en medio de un valle de laderas muy inclinadas que guarda uno de los paisajes naturales más cautivadores de Andalucía.
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Conociendo el Pantano del Bembézar
El pantano es el corazón del Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos, que atraviesa el límite entre los municipios cordobeses de Hornachuelos y Espiel.
Entre 1953 y 1963 se levantó una presa sobre el pantano, que vino a añadir la generación eléctrica a los usos de abastecimiento de agua potable y riego ya conocidos.
El pantano recoge las aguas del río Bembézar que se adentra en la sierra cordobesa por el norte, desde las cercanías de Azuaga en la provincia de Badajoz. Asimismo, se alimenta de los afluentes de este río como el Benajarafe y el Nevalo, y de un grupo de arroyos como el Baja, el Guazalema, el Cinco Aguas, el Calderas y el Pajarón.
La subcuenca se extiende por 1.655 km² y hace parte de la cuenca del Guadalquivir, al que el Bembézar se une cerca del Palacio de Moratalla. El embalse tiene 342,1 hectómetros cúbicos de capacidad, de los cuales los afluentes aportan un promedio de 204 hm³ de agua.
El Parque Nacional marca el fin de la provincia geográfica de . Aquí, el promedio de precipitaciones alcanza los 729 l/m², permitiendo el mantenimiento del acuífero de Peñones-Castaño.
Fauna y flora del Pantano
Los valles profundos, las pendientes pronunciadas y los suelos de pizarra hacen a las riberas del serpenteante pantano poco aptos para la actividad humana. Quizá esto ha contribuido a que los bosques de los alrededores se encuentren entre los mejor preservados de la Sierra Morena.
La flora de la región comprende encinas, alcornoques, madroños, almeces y quejigos que se apiñan a la sombra de los riachuelos. También podrás encontrar frutos silvestres y flores de azafrán.
Además, en las riberas de la presa se pueden ver acebuches, algarrobos y el matorral constituido por aulagas, lentiscos, coscojas, cornicabras y romeros.
Entre la fauna es posible avistar zorros, mirlos, carboneros, linces, jinetas, águilas reales y águilas perdiceras, jabalíes, buitres negros y leonados y grupos de ciervos y conejos. Por otro lado, en el agua clara y transparente nadan las nutrias entre puentes sumergidos de mediados del siglo XVIII y casas que quedaron bajo el agua cuando se construyó la presa.
¿Qué hacer en el Pantano?
El embalse y su derivación aguas abajo son navegables con ciertas restricciones. Está permitida la pesca y también se permite nadar. En la derivación, cerca de Hornachuelos, hay un embarcadero en el que se puede alquilar canoas y contratar visitas guiadas a diversos puntos del río.
Pero lo más sorprendente es el paisaje. En la sierra se pierde la vista entre tanto verde, ya que apenas hay diez o quince casas rurales dispersas en la región además de un cementerio que data de la ocupación árabe.
El huésped de La Sierrezuela tendrá la oportunidad de pasear por el sendero de Bembézar, que comunica el embalse y su derivación por la oriental de sus orillas lleno de esquistos y calizas masivas.
En el margen opuesto del camino se levanta el abandonado seminario de Santa María de Los Ángeles, donde aún se aprecian, además de la estructura, los restos de los huertos de los frailes dispuestos en bancales y decorados con travertinos. Además, pueden verse las cuevas excavadas en la piedra caliza utilizadas por los religiosos para su retiro.
Naturaleza, pesca, historia, senderismo, paz, aventura y aire puro; todo esto lo podrá encontrar el visitante de la Sierra Morena en La Sierrezuela.
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